jueves, 28 de enero de 2010

Con cuatro cervezas y una botella de tequila...

Así era como él conseguía olvidarla. El alcohol amortiguaba la caída al vacío que había iniciado semanas atrás.

Cada mañana de resaca le hacía recordar que siempre había conseguido lo que quería y cada noche, el sabor a sal y limón aliviaba su herido ego.

No soportaba no tenerla y tampoco comprendía qué necesidad le impulsaba querer poseerla casi de un modo enfermizo. Desquiciado por no conseguir lo que sus ojos habían marcado como su propiedad, quería rasgarse el pecho para desprenderse de esa obsesión.

La primera vez que la vió subiendo las escaleras supo que algún día, no muy lejano, sus manos recorrerían esos muslos hasta hacer añicos su ropa interior. Apenas le bastó una mirada cruzada, de tan solo dos segundos, para notar cómo el deseo se colaba por sus pantalones.
..........

Ella salió a su hora del trabajo, de camino a casa había hecho la compra: una botella de buen vino y comida. Quería hacer una cena especial por su segundo aniversario. Estaba enamorada de su marido, hasta ya pensaban en tener hijos. Subía las escaleras cuando vió a su vecino salir de casa, sus miradas se cruzaron dos segundos apenas, suficientes para sentir un extraño y placentero pellizco a la altura del ombligo. Enseguida apartó la vista y sacudió la cabeza, sacudiendo también de ella esos confusos pensamientos que surgieron al verle... definitivamente no, ella no tenía necesidad de más ...

Cinco semanas después de ese roce de pupilas, su conciencia se desvanecía al compás de los vaivenes de una cama de hotel.

Siete semanas después, para ella fue suficiente y dejó de bailar al ritmo de otro cuerpo empapado en sudor.

Siete semanas y un día después, él se llevó a la boca el primer trago amargo del desamor.

Y hasta hoy...con la compañía de cuatro cervezas y una botella de tequila y de nuevo un cartel de "Se Vende" colgado de la ventana.

viernes, 22 de enero de 2010

EL DRAMA

El drama es:

Ser un país endeudado y explotado...
...
Ser el país más pobre de América.
...
Ser uno de los países más pobres del mundo.
...
Más del 80% de la población por debajo del umbral de la pobreza.

...

Pero como dice una buena amiga,
quizá no sea tiempo para reflexiones.
Aquí tenéis su enlace.

lunes, 18 de enero de 2010

EL DOLOR AJENO

Mi padre me cuenta a menudo historias de cuando mi hermano y yo éramos niños y nunca me canso de escuchar de su boca esos pequeños fragmentos de mi infancia, de ésos de los que yo ni me acuerdo porque no me daba la edad.
Él me recuerda a menudo una anécdota que por curioso que parezca, sí recuerdo como si fuera ayer.
Yo tendría tres años y fuimos a visitar a un amigo, o un familiar de mis abuelos, no sé muy bien... Le pillamos a punto de irse al cementerio ya que aquel día era el aniversario de la muerte de su mujer, así que mis padres decidieron acompañarle. Recuerdo a ese viejito llevar las flores en una mano y un cubo con una esponja en la otra y también recuerdo cómo el hombre se acercaba a la sepultura de su mujer, le dejaba las flores y lentamente limpiaba la lápida. Por un momento se detuvo, besó su mano y la puso encima del mármol... y le ví llorar. Me acerqué a él y en mi ingenuidad de niña pequeña le dije "no llores, que mi padre dice que los hombres no lloran", también le recuerdo sonreirme y acariciarme la cabeza. Eso me conmovió profundamente.
Nunca he soportado el dolor en los demás. De verdad, me duele profundamente ver sufrir a alguien, aunque sea por una tontería suprema, no puedo. Esto ya os lo he dicho otras veces, pero desde que soy madre, menos aún.
Os escribo ésto después de ver las noticias donde una vez más nos muestran al detalle la catástrofe de Haití.
No quiero escribir de Haití, pero sí aprovecho para contaros que se me desgarran las entrañas al ver algo así. No es sólo este país entre escombros el que me produce este desconsolado llanto, este hecho es un resorte más que me devuelve a la cruda realidad del sufrimiento humano.
Ya os he contado alguna vez sobre el
blog de Hernán Zin que leo muy de vez en cuando, si os acercáis por él, comprenderéis por qué le leo tan solo a veces. Soy consciente que las atrocidades, las injusticias, la devastación ... no sólo ocurren cuando salen en la televisión.
Sé que en cualquier parte del mundo e incluso ahora mismo hay madres que están perdiendo a sus hijos por el hambre, hombres apaleados o mutilados, mujeres violadas, familias masacradas... y me duele profundamente.
Siento que hemos fracasado como especie.
Porque no es casualidad que las mayores desgracias sucedan en los sitios más desfavorecidos.
Porque somos fichas de ajedrez sin nombre y en manos de un sistema que nos tira las migajas al suelo para que no veamos lo que tenemos delante.
Y ya véis, me creo afortunada porque mi hijo está sano, come a diario y tiene un techo en el que resguardarse. Sí, vivo con
esa falsa sensación de bienestar que siento y que es sólo producto de haber tenido la gran suerte de haber nacido aquí. Ya véis, suerte.
Afortunada por formar parte de ese grupo en el que el bienestar individual prima sobre el resto, de ese grupo que se reconforta enviando ayuda humanitaria para parchear su conciencia.
Soy consciente que habrá otro Haití, igual que hubo un Tsunami en Indonesia...
y soy consciente que después de ésto todo seguirá igual, las mismas desigualdades sociales y los mismos intereses políticos o económicos a los que les favorecen la existencia de estas desigualdades y vuelta a empezar... hasta la próxima.
Ya no espero ese cambio que resquebraje los cimientos sociales. Lo único que se resquebraja es un mundo desprotegido porque está en nuestras manos.
Y mientras tanto, vivo en la inopia contentándome con que mi hijo se duerma cada noche con una sonrisa en los labios.
Pues eso, suerte.

sábado, 16 de enero de 2010

Maliciosa y hasta un poquito desalmada.

Vivo con la mosca detrás de la oreja. Sí, sí, leéis bien.
Y me di cuenta de eso ayer, bueno no, en realidad me he dado cuenta alguna que otra vez.
Veréis, ayer iba por la calle, era de noche y volvía a casa después de un día muy largo. Como siempre, iba algo despistada, más mirando hacia dentro que hacia afuera, cuando se me acercó una muchacha y me interceptó un poco el paso. Lo primero que hice, fue caer en la cuenta de que esta chica me hablaba a mi, y lo segundo que hice fue acercar el bolso aún más a mi cuerpo... después dudé si escuchar lo que tenía que decirme o no... mi naturaleza, ya de por sí confiada optó por escucharla. Simplemente estaba algo perdida y quería saber qué camino tomar para encontrar el metro y efectivamente, le indiqué...
Cuando retomé la marcha, pensé en lo desconfiada que me he vuelto. Este encuentro tan común, trajo a mi mente otro suceso que me ocurrió hace años, cuando iba a la Universidad:
Recuerdo que iba una mañana de camino a la estación, cuando al cruzar por un parque, justo al pasar al lado de un señor que estaba medio sentado en el borde de un banco, se me desplomó a los pies, literalmente. El primer impulso fue ir a ayudarle, pero un piloto rojo se encendió en mi cabeza: "qué casualidad que se cae justo cuando yo paso, éste tiene un cómplice que en cuanto me agache a ayudar al hombre, viene por detrás y me roba, o viene por detrás y me golpea". Así que, el segundo impulso fue huir... menos mal que no me dió tiempo a hacerlo, porque en ese momento se me acercó una señora y me dijo que el hombre estaba mal, que era su vecino y que padecía del corazón. Juntas le incorporamos en el banco y conseguimos avisar a la ambulancia...
En ese caso fue verdad, pero sinceramente ya no me fío de nadie. Que hay que ir por la vida con dos ojos en la cara y otro en el cogote. Cada vez estoy más convencida de que en esta sociedad, los confiados somos carne de cañón de muchos aprovechados. Y si no, mirad las noticias, mirad.

¿O no habéis visto en la tele cómo le roban el monedero a una señora mientras está ella ayudando al "cómplice" del ladrón? ¿Y en los aeropuertos? ¿no habéis visto imágenes de cómo roban la maleta, el portátil, el bolso y hasta la ropa interior si pudieran, en una maniobra de despiste similar a la que os he contado al principio? No sé, pero es que ya hasta me lo pienso dos veces cuando algún coche se para al lado para preguntarme algo, no salgo corriendo por vergüenza, pero ya pienso que me van a raptar... y ¿si me piden la hora? ya estoy pensando que en esa pregunta hay escondida una malévola intención. Y eso por no hablar de los que leen el contador del agua en las casas, de los técnicos de Gas Natural o de los instaladores de telefonía fija ... ya creo que no son los auténticos y que van a estafar desde el minuto uno que entran por la puerta de tu hogar, ¡no habré oído yo veces en las que falsos "cobradores" entran en las casas y te timan en nombre de tu compañía habitual! y qué pasa con internet, pues lo mismo, a veces hasta me planteo si la página del banco en la que estoy es la de verdad o es una que me va a quitar la clave...
¿Seré acaso demasiado suspicaz? ¿seré solo yo que me estoy volviendo paranoica? ... ¿o también os pasa a vosotros?

martes, 12 de enero de 2010

Bucle del amor y desamor

Quiero creer
...que soy el sueño que acapara tus noches...
Y la escultura que trazas con tus manos de artista,
ese poema a punto de escaparse de entre la tinta.

Me recreo en la idea de ser
...el pensamiento previo al despertar del todo.
La única gota de rocío en tu mañana,
el primer paladeo a café
dulce y amargo.

Del suspiro de tus labios...
caer prisionera.

Ideo la manera de ser
... dibujada mientras las musas te buscan,
y que el pincel recorra las curvas de mi cuerpo
buscando una salida precipitada.

Ser la pasión que te rodea,
y de tu partitura melodía.

El bosque que te da sombra en verano,
el vaso de agua fresca
que te invade al ser tragada.

El último parpadeo antes de dormir...
y la caricia de la almohada.

Quiero ser y no ser
sal y azúcar,
mar y arena,
...

Nada y a la vez todo.

Todo y a la vez nada.

domingo, 10 de enero de 2010

Aquí huele mal, fatal...

Y es que esto de poner la lavadora cuando está a tope y en el programa más corto para ahorrar energía... me está pasando factura... el resultado de una colada de estas características es que la ropa sale oliendo a una mezcla entre pelo de perro mojado y mofeta enfadada!

Poner el lavavajillas cuando está hasta los topes, con el agua fría y sin prelavado es muy ecológico, pero sin duda los vasos acaban oliendo a huevo podrido y cada vez que bebes agua pareciera que estás disfrutando del agua de una charca putrefacta!!! Esto es así y tengo que ir perfeccionándome en el arte de lavar sin agua...

En casa todo funciona por electricidad: radiadores, calentador de agua... ya sabéis, el gas natural no era santo de nuestra devoción. Por lo que tenemos que andar con mucho ojo para que la factura no sea desorbitada... nuestros radiadores están a 21.5 ºC, se distribuyen en las estancias principales de la casa, esto no incluye pasillos, cocina ni baño... de modo que en casa estamos con camiseta interior MEGAINTERSUPERTÉRMICA, chaqueta, pantalón largo y babuchas calentitas. En el sofá nos tapamos todos con manta o de lo contrario puedes morir por congelación...

Pasamos "penurias" pero sigo siendo partidaria del ahorro energético desde cada casa y también del reciclaje. No veáis como tengo mi dulce hogar que ya de por sí es bastante modesto en cuanto a espacio se refiere:

En mitad del pasillo está la caja "homologada" para reciclar papel , sí esa hexagonal azul de 50 cm de alto; en la cocina tengo dos cubos: uno para orgánico y otro para plástico y en la entrada una caja para el vidrio... ¡éramos pocos y parió la ecología! Después tengo desperdigados montoncitos encima de muebles que como no hacen bulto y no sabemos cuándo ir al punto limpio, adornan un poco: cartuchos de tinta de la impresora, bombillas de bajo consumo, pilas, e incluso medicamentos caducados (eso sí, fuera del alcance del peque) porque no encontramos en el barrio un punto SIGRE ... En fin, un síndrome de diógenes en toda regla.

Aún así, en mi casa seguimos motivados por el reciclaje, el ahorro de agua y electricidad.

Al peque le ducho a diario, un día con jabón y al siguiente sin él (por eso de la piel atópica), tardo medio minuto de reloj en meterle y en sacarle de la ducha y todo esto con la coplilla del peque que tantas veces me ha oído: "rápido, rápido que se acaba el agua del mundo"

Limpio la cocina con agua y bicarbonato, el baño y los espejos con agua y vinagre... Y sí, queda todo muy requetelimpio, pero el OLOR... eso ya es otra cosa, porque tengo que ser sincera, una casa embadurnada con vinagre lo que es oler a rosas, no huele...
En invierno vamos los tres en coche al trabajo y al colegio, tenemos la suerte de coincidir en horarios y aprovechamos el viaje de ida y de vuelta para ir juntos. Y en verano, combinamos el metro con la bici.

En esas nos vemos, lidiando con una forma más ecológica de vivir y con una casa ocupada por el reciclaje y el ahorro en general. Aprendiendo a romper malas costumbres opulentas para dejarle a nuestras futuras generaciones, un mundo donde se pueda vivir. No es fácil, pero habrá que intentarlo ¿no?

jueves, 7 de enero de 2010

CAZASUEÑOS

Abrió los ojos y fue cuando se dió cuenta que había dormido sobre el parquet.
A duras penas se levantó, le dolía el cuello.
Fué recogiendo sus botas, su falda, la blusa...
¿Dónde había dejado el abrigo?
Tampoco encontraba las llaves del coche... ¿dónde habría dejado el coche?
Tenía el pelo alborotado y ahora un terrible dolor de cabeza.
Recorrió lentamente la casa, su casa.
No recordaba cómo había llegado hasta allí.
Tampoco encontraba su bolso.
No conseguía recordar...
¿Qué pasó ayer?

domingo, 3 de enero de 2010

Con el Karma a cuestas

Hoy es domingo por la mañana.

Le he puesto el desayuno a mi hijo que además está frente a la televisión viendo "Dora, la exploradora".

La casa está tranquila y alguno de sus habitantes siguen durmiendo.

Tras esos días de fiestas, comidas, cenas y desayunos familiares, he encontrado un pequeño hueco por el que colarme para ponerme a estudiar. En general, estudiar unas oposiciones no es fácil, menos aún estando al frente de todas esas responsabilidades que uno asume cuando decide independizarse y también ser madre.

Cuando pensé prepararme estas oposiciones ya sabía el sobrecargo que suponía y aún así, me embarqué en esta aventura, en ese momento previo al de tomar la decisión pensé en todos los pros y los contras y no quise que ser madre fuese una excusa para no ponerme a estudiar. Sin embargo, a pesar de haberlo imaginado tantas veces, el camino es más duro y difícil de lo que esperaba.

Es muy complicado encontrar momentos para sentarse y estudiar, practicamente te los tienes que quitar de tu sueño o de tu reducido -ya de por sí- ocio como desayunar tranquilamente o sentarte cinco minutos al sofá, porque claro, de salir ni hablamos.

Además, tienes que lidiar constantemente con el factor psicológico que es el que más merma tus fuerzas. Tienes que luchar contra ese sentimiento de estar dejando todo lo demás abandonado a su suerte.

Sin embargo, hoy domingo he encontrado mi momento, os escribo con la taza de café a un lado, los apuntes lo ocupan todo y ya véis, "Dora la exploradora" estará una horita más haciendo de niñera hasta que me vaya a dar un paseo con el peque.