jueves, 30 de septiembre de 2010

Escribir por escribir.

No sé si es falta de tiempo
o el abismo mismo que se interpone entre mis manos y el papel.
No sé si quizá la inspiración me abandona
o si las palabras no acuden
espantadas por el ruido de mi mente.
A veces escribía para ti,
para que me buscases un rato entre tantos kilómetros.
A veces escribía para él,
satisfaciendo el impulso de rozarle sin caricias.
Pero siempre he escrito para mi,
para aspirar mi propia esencia,
para aclarar mis propias dudas,
para observarme desde lejos,
para pensarme en la distancia...
Escribir por escribir
o escribir mi propia historia.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

La importancia de mirar a los ojos o cómo ser empático.

Y no, no es un tratado de psicología y mira que me gustaría hablar de cualquier cosa menos de ésta. Sobre todo porque entre los blogs que sigo hay una mamá pediatra que me encanta y no es mi intención que se sienta aludida.
Ayer conocí a mi nuevo médico de familia... sé que es pronto para opinar, pero no precipitado. Estábamos todos intrigados por cómo sería nuestro nuevo médico de nuestra nueva localidad... después de unos minutos esperando, entramos a su consulta y comprobamos que era un hombre de edad avanzada, hasta ahí, nada que objetar. Sin mirarnos nos indicó que nos sentásemos, cosa que hicimos con pasmosa sumisión, mientras terminaba de escribir en su ordenador a la velocidad de un golpe de dedo por letra... transcurrido un rato y sin levantar la mirada nos pregunta el motivo de la consulta, tan pronto comenzamos a relatar, empezó a escribir hasta que se hizo un silencio en el que ninguno de las dos partes se pronunciaba... pasado otro silencio incómodo por fin se arrancó a hablar hacia la pantalla de su querido ordenador (tecnología divino tesoro). La verdad es que no sabíamos muy bien si se estaba dirigiendo a nosotros o a algún electroduende, pero el caso es que no me estaba enterando de nada... supongo que su poca pronunciación, su fuerte acento y su escaso dominio hablado del idioma no ayudaban tampoco. Quisimos dilucidar que nos preguntaba por la medicación que nos habían recetado en urgencias, le dimos la hoja del hospital y en ella encontró el hombre su oasis porque a partir de ese momento se tiró 10 minutos copiando literalmente cada palabra, punto y coma del informe médico de urgencias y otros 10 minutos haciendo recetas sin ton ni son... Una vez amontonada la ingente cantidad de papelotes, nos los dió y nos señaló la puerta señalando con sus ojos la dirección por encima de sus gafas y acompañando con un ligero movimiento de su cabeza de teñidos cabellos negros azulados un gesto donde se sobreentendía que "la consulta había finalizado".
Mi mosqueo, como comprenderéis es, en este momento, muy importante. No comprendo aún por qué hay gente que se dedica a atender a otra gente si no le gusta o no se siente capacitado.
Volvemos a lo mismo de siempre pues, porque poco profesionales haberlos haylos en todos los sitios... pero debo ser dura de sesera porque aún no comprendo cómo es posible que una profesión que requiere de tanta humanidad tenga entre sus filas a gente tan poco humanizada :(

martes, 7 de septiembre de 2010

De música.

Apenas sé nada de él, ni siquiera me he molestado en saber su biografía.
Me gusta su voz desgarrada...
Cómo rompe cada silencio con los sonidos de su guitarra.
Ese aire entre sinvergüenza y rebelde.
Esa imagen de no ser de ningún sitio,
esa figura que bien se deja llevar,
o luchar contracorriente.
Aquí os dejo la canción que envuelve mis noches más tristes
y los días de infinita introspección.
Porque septiembre,
siempre fue para mi
un buen momento para replantearme muchas cosas.

sábado, 4 de septiembre de 2010

El Faro


Me encontré a mí misma
en una pequeña cala de pescadores
después de mucho navegar a la deriva.

¡De milagro alcancé la orilla!

En la inmensidad del oceáno
me asedió la necesidad de desprenderme de todo:
Los zapatos, el alma, la falda, el corazón,
la camisa, el desasosiego
pesaban empapados de agua ...
Mi renacer, desnuda,
recién parida por una bocanada de espuma y sal.
Levanté la arañada mirada hacia las redes
y los aperos secando al sol
ofreciéndome una silenciosa bienvenida.
Las barcazas se recuperaban
del asedio de las olas en el amanecer.
Me encontré a mí misma
guiada, embrujada por el imponente faro
y derrumbada por el exhausto viaje
dormí y soñé que algún día
escribiría bellos poemas
inspirados en la mar y ... en ti.