El trabajo dignifica, ¡es así! ¡yo no soy quien vaya a decir lo contrario!... sobre todo en estos tiempos que corren.
... Una vez solventado el posible error de entendimiento y siendo del todo conscientes de que trabajar hoy en día es un lujo (sea donde sea que estén tus huesos)... tengo que ser sincera y decir que ... estoy cansada de los sistemas de dirección piramidal :( y tener que lidiar con gente que prospera en sus puestos porque ponen buena cara a cambio de un par de "cafés" al día. No puedo. No sirvo. Y así me va... Soy incapaz de "promocionarme" siendo una fachada falsa de halagos al jefe. No sirvo para impulsarme gracias a una estupenda e hipócrita campaña de marketing. Mi perfil es el que es: trabajadora, humilde, tímida, constante, implicada, incluso dando más de lo que me dan... si me apuras ¡un chollito! peeeero ... ¡que no! que no me sale eso de "crecer" a base de hacer la "rosca" al de arriba o pisotear al de al lado y/o "voceando" a los cuatro vientos mis logros, mis golpes de ingenio y solvencia.
Me gusta la sencillez y me gusta que valoren mis méritos por mi trabajo real, por mis prestaciones a la empresa y beneficios obtenidos ... no por el peloteo en un juego sin pelota.
Frustrada por hacer el trabajo en la sombra, por servir de "parcheadora" cuando los "marrones" asoman por la puerta, por ser buena compañera e intentar no tener dobleces... por poner las cartas sobre la mesa mientras los demás conservan su "as" en la manga.
Comprobando que la mejor manera de seguir adelante, es haciéndote la tonta, fingir que no te das cuenta de ser la persona más barata del lugar. Intentando aprender a tocar la pandereta al compás de la chirigota y hasta ponerte la peineta por montera para perderte en una cortina de humo...
Quizá no encuentre nunca el consuelo... quizá sí ... porque tengo la ligera sospecha de que no soy la única "rara" que circula por el mundo laboral pretendiendo ganarse el pan de forma honesta, siendo simplemente una pieza rentable dentro de una empresa que pasa olímpicamente de los buenos trabajadores mientras enfoca su "ojo de Saurón" hacia los empleadillos con complejo de rémora que se blanquean cada mañana la sonrisa para caer mejor que nadie (mientras planifican cómo escribirán el siguiente guión para su película).