jueves, 19 de enero de 2012

TRABAJO, TRA BAJO, TRAB arrrrgggjjjjj oh...

El trabajo dignifica, ¡es así!  ¡yo no soy quien vaya a decir lo contrario!... sobre todo en estos tiempos que corren.

... Una vez solventado el posible error de entendimiento y siendo del todo conscientes de que trabajar hoy en día es un lujo (sea donde sea que estén tus huesos)... tengo que ser sincera y decir que ... estoy cansada de los sistemas de dirección piramidal :( y tener que lidiar con gente que prospera en sus puestos porque ponen buena cara a cambio de un par de "cafés" al día. No puedo. No sirvo. Y así me va... Soy incapaz de "promocionarme" siendo una fachada falsa de halagos al jefe. No sirvo para impulsarme gracias a una estupenda e hipócrita campaña de marketing. Mi perfil es el que es: trabajadora, humilde, tímida, constante, implicada, incluso dando más de lo que me dan... si me apuras ¡un chollito! peeeero ... ¡que no! que no me sale eso de "crecer" a base de hacer la "rosca" al de arriba o pisotear al de al lado y/o "voceando" a los cuatro vientos mis logros, mis golpes de ingenio y solvencia.
Me gusta la sencillez y me gusta que valoren mis méritos por mi trabajo real, por mis prestaciones a la empresa y beneficios obtenidos ... no por el peloteo en un juego sin pelota.
Frustrada por hacer el trabajo en la sombra, por servir de "parcheadora" cuando los "marrones" asoman por la puerta, por ser buena compañera e intentar no tener dobleces... por poner las cartas sobre la mesa mientras los demás conservan su "as" en la manga.
Comprobando que la mejor manera de seguir adelante, es haciéndote la tonta, fingir que no te das cuenta de ser la persona más barata del lugar.

Intentando aprender a tocar la pandereta al compás de la chirigota y hasta ponerte la peineta por montera para perderte en una cortina de humo...

Quizá no encuentre nunca el consuelo... quizá sí ... porque tengo la ligera sospecha de que no soy la única "rara" que circula por el mundo laboral pretendiendo ganarse el pan de forma honesta, siendo simplemente una pieza rentable dentro de una empresa que pasa olímpicamente de los buenos trabajadores mientras enfoca su "ojo de Saurón" hacia los empleadillos con complejo de rémora que se blanquean cada mañana la sonrisa para caer mejor que nadie (mientras planifican cómo escribirán el siguiente guión para su película).
Pero "shhhhh", que quede entre nosotros, porque ya os lo he dicho: yo... no me entero de nada :)

martes, 10 de enero de 2012

Seres sociales

Esta mañana, hablando con una compañera me comentaba lo difícil que le parecía compaginar el cuidado de los hijos con la vida laboral... ella no es madre pero está viviendo de cerca la crianza de su sobrina. ¡Cuánta razón en sus palabras! Me decía cómo toda una familia al completo (abuelos, tíos de la nena y por supuesto los propios padres de la pequeña) tenían que reorganizarse sus tiempos para poder hacer frente del cuidado del bebé: visitas al pediatra, comidas, horas de sueño, cambios de pañal, baños... y vuelta a empezar.
Lo cierto es que cuando alguien se plantea tener descendencia, tiene que cuestionarse muchas cosas entre ellas el tema de sus rutinas habituales ya que en el futuro, el bebé pondrá patas arriba tus tiempos. Mientras la mamá está de baja por maternidad (y también el papá en esos escasos días de "permiso por paternidad") la pareja puede "medio" organizarse sin tener que tirar tanto de los familiares más cercanos... pero cuando hay que incorporarse al trabajo tras los 4 meses de crianza intensiva todo cambia.
Ya hemos hablado mil veces de la dificultad de conciliar vida familiar y laboral ... pero una cosa es hablarlo y otra vivirlo de primera mano.
En mi caso, mis padres se ofrecen siempre encantados a echar una mano. Siempre intento no abusar y no delegar en ellos el cuidado de mi hijo, pero siempre siento que a pesar de mis intentos, acabo apoyándome en ellos en muchas ocasiones. Por horario son ellos quienes recogen al peque del cole y le dan de merendar. Cuando enferma, le cuidan los días en los que debe guardar reposo. Y desde luego, en el futuro, cuando nazca su hermanit@, los días en los que estemos en el hospital...
Y me siento profundamente afortunada por tenerles y por sentir que ellos son felices con su nieto, que no lo sienten un lastre o una carga pesada u obligada.
Sé que como yo hay muchas familias que se apoyan en sus padres para poder organizarse para crear un clima afectivo y adecuado para los niños.
En realidad, si revisamos nuestra pre-historia, los humanos nos hemos organizado en grupos que han sido los que nos han posibilitado nuestra supervivencia. Vivir dentro de una comunidad estructurada permitía el desarrollo de la misma.
Yo recuerdo cómo mi propia madre nos dejaba alguna tarde en casa de la vecina o la vecina nos dejaba a sus hijos para poder hacer alguna gestión.
Ahora hemos perdido quizá esa cercanía fuera de los propios familiares y quizá ese desapego social nos dificulta en parte la crianza de nuestra prole.
Yo en mi caso, solo "acudo" a mis padres como primera opción... pero no estaría nada mal poder volver a nuestros orígenes ¿no creéis?
Por cierto, os dejo una foto del triponcete de 16 semanas de gestación... ¡y el tiempo sigue pasando!