viernes, 27 de febrero de 2009

VULNERABLE




... débil, endeble, frágil, inerme, indefensa, desvalida, enclenque, blanda, delicada, blandengue, exánime, debilitada, decaída, desfallecida, cobarde, tímida, pusilánime, timorata, insegura...



miércoles, 25 de febrero de 2009

LA MAMÁ QUE QUERÍA SABER QUIÉN SE HABÍA HECHO "AQUELLO"

Me ha vuelto a pasar.
No me gusta llevar al enano al parque... es bastante común ver los sitios de juego de mi ciudad no sólo bastante deteriorados sino además llenos de desperdicios de comida, bolsas, colillas, cáscaras de pipas, toallitas, pañales, envoltorios varios, pañuelos de papel... De verdad que no soy de esas madres a las que no les gusta que el niño se ensucie, me gusta verle jugar en la arena, o en el césped, me gusta que pise los charcos en invierno, me gusta que se tire por la nieve y se reboce hasta las cejas, pero no me gusta en absoluto que tome entre sus manos un palillo de dientes usado, o un güito de aceituna, o un envase de yogurt y como no me gusta, pues no le llevo a los parques. Lo que sí hacemos es pasear e intentar encontrar un sitio libre de carreteras o que tenga algún matorral que represente lo poco de naturaleza que queda a nuestro alrededor.
Por eso, fuimos a dar un paseo cerca de su colegio a ese pedacito de descampado en el que crece
un poco de hierba y no está lleno de basura. El peque se entretuvo trotandillo entre los montones de matorrales que crecían desigualmente, iba de un lado a otro, feliz de poder correr sin estar pendiente de esta hostil ciudad de humos y multitudes esquivando coches.
Al poco de estar allí pude observar la cantidad de excrementos perrunos que campaban a sus anchas. Lo ví y sinceramente, preferí mirar para otro lado y no advertir al nene para que estuviese atento... en fin, era un momento de relax y si los parques no son nuestro "sitio" pues que lo fuese aquél incluso con pegotes caquiles.
Pues sí, al llegar a casa, el olor de la zapatilla delataba claramente que la mierdecilla silvestre se había pegado tal chicle a la suela... Me entra un calor por el cuerpo que tengo que hacer verdaderos esfuerzos porque el mal humor no me haga cometer un asesinato.
No es la primera vez que me pasa (y no será la última) que todavía mi cerebro conserva la imagen de cuando el peque estaba dando sus primeros pasos, le sacamos a la calle y dió un tropezón con tan mala suerte que fue a caer de bruces a una caca de perro.
No sé si lo hacen por pura irresponsabilidad (y me refiero a los dueños) o porque de verdad se creen (otra vez los dueños y no los pobres canes) que pisar una mierda trae buena suerte y nos brindan esa posibilidad de ser afortunados.
Ya está bien ¿no?
¿Os ha pasado a vosotros? Contadme vuestras escatológicas experiencias.


Fotos sacadas del cuento "El topo que quería saber quién se había hecho "aquello" en su cabeza"

martes, 24 de febrero de 2009

ACUNANDO

Déjame que te susurre al oído que te quiero, que quiero guardar tu sueño mientras duermes.
Te miro, redondeo con mis ojos tus pestañas, tus párpados cerrados acunados por un ritmo somnoliento de latidos. Me pregunto qué soñarás mientras te observo.
Repaso lentamente la suavidad de tu piel, tu naricilla recibiendo el aire al respirar, la boca entreabierta dibujando una leve sonrisa.
Y tus pequeñas manos, tan perfectas con esos deditos tan parecidos a los de papá.
Acurrucadito entre las sábanas, sintiéndote tan seguro.
Deja que me quede con este recuerdo, que conserve esta imagen, que piense que eres sin duda lo mejor que he hecho en la vida.
Te beso suavemente para no romper tus sueños y dejo junto a tu almohada un pedacito de alma. Y mi corazón que siempre va contigo a todas partes, que se fue contigo cuando llegaste y que siempre te acompaña.

lunes, 23 de febrero de 2009

EL PISOTÓN

Él era de la ciudad de Medellín. Hacía ya tiempo que sabían de los ordenadores y la banda ancha, mucho antes que en España ya que les llegaba todo lo último de EEUU. Vino a Madrid persiguiendo el amor y al final el amor no le encontró a él.
Ese día, llegó a Atocha Renfe y enfiló las escaleras mecánicas dirección al metro, desde donde estaba tenía que hacer muchos transbordos y era plena hora punta, las 8.30 de la mañana.
Tomó aire y el resto de aparejos para hacer su trabajo, él era autónomo y pintor. Se había dejado su furgoneta en casa, con una rueda pinchada y en el andén de la línea 1 de metro, más gente de la que cabía en los vagones.
Dejó pasar varios trenes imposibles de cargarse más y finalmente, al tercer intento consiguió hacerse un pequeño hueco entre una mujer que leía "La fiesta del chivo" y un señor que leía "20 minutos"... Con cada estación, más gente entraba y menos salía y a empujones le relegaron contra una agarradera sin poder casi respirar.
Tenía que pintar una casa y ya iba bastante tarde, pasó por empujones, pisotones, codazos, hasta se le cayó el material más de una vez, pero como en el metro empezó el principio de deshumanización, nadie le ayudó.
Por fin llegó a su parada, el Metro Colombia y se sintió por un instante algo mejor, casi como en su hogar. Hasta que llegó a la dirección que tenía escrita en un papel y le miraron mal, por llegar 15 minutos tarde.
Para él, cada día era una lucha y su cuerpo se lo recordaba llenándole la cara de precoces arrugas y encongiéndole cada vez más.
Y así pasó un día y otro entre atropellados pasos y bruscos empujones. Él iba menguando, menguando, menguando.
Al tiempo, llegó a Atocha Renfe de nuevo y se dirigió al metro, a su línea azul, la línea 1. Apenas llegaba a los escalones de lo pequeño que era, de tanto no mirarle, de tanto maltratarle, se había vuelto diminuto a los demás. Fue, como siempre, dejando pasar a los demás usuarios que parecían tener más prisas que él y al ir a pasar al vagón de siempre, alguien, mucho más grande que él se le adelantó, levantó su magnífico zapato y ¡plof! lo aplastó como una hormiguita.
Nunca más se supo de él. Ni la señora a la que pintaba la casa se extrañó de que jamás llegase a acabar su trabajo y así sin más lo reemplazó por otro; ni sus compañeros de piso notaron el vacío de su compartida habitación; ni el panadero al que siempre le encargaba una hogaza de pan de pueblo bien tostada pensó qué fue de él; ni su comadre de la tienda a la que compraba arepas se acordó de él.
Nadie, ni siquiera su furgoneta pinchada que pronto fue desvalijada, le lloró.

miércoles, 18 de febrero de 2009

PISTOLAS, ESCOPETAS Y DEMÁS JUGUETES BÉLICOS

Ayer, al ir a recoger al peque se me presentó una disyuntiva importante, para mí BASTANTE IMPORTANTE.
Mi hijo me pidió un juguete como el que llevaba su amigo Mario. Héte aquí, que el juguete era una imitación de las pistolas de los vaqueros del lejano Oeste o far far West. En la petición , me sorprendieron dos cosas: la primera que me pidiese que le comprase algo (cosa que nunca hace) y la segunda, que mostrase interés por un juguete de esas características.
Antes de responderle, mi cabeza pensante caviló dos cosas: la primera, que siendo joven me vi en la situación de ser madre y de NO COMPRARLE jamás de los jamases ningún juguete bélico y por extensión y sin relación ninguna ni PSP´s ni Wii´s, ni nada parecido; y la segunda que, en mi condición actual de madre, he dejado de darle importancia a esos absurdos principios que tenía siendo joven y no madre...
Así que, ahí andaba mi pequeño, esperando una respuesta de su madre que luchaba entre unos sólidos principios pedagógicos y otro no menos sólido pensamiento: "menuda gilipollez no comprarle la pistolita si le hace ilusión y nunca me pide nada".
Creo que en la labor que estamos teniendo su padre y yo en la educación del enano queda evidente que no somos partidarios de la violencia para solucionar conflictos, que la mayoría de las veces dialogamos y llegamos a acuerdos (salvo el día que te pilla el pie cambiado y te conviertes en el típico padre tocapelotas) y que le trasmitimos por activa y por pasiva que debe hablar para llegar a soluciones concretas. Sus juegos preferidos son la pizarra y los cuentos en plan "La pequeña oruga glotona" o "Un monstruo debajo de mi cama" o "A qué sabe la luna", "El pollo Pepe"...
De modo que, apostando por mi actual guerra particular en la que yo quiero ser sujeto activo de mi propia vida, me metí en una juguetería y le compré la pistola de vaquero que venía, no con una sino con dos pistolas, las pistoleras con balas y hasta la estrella de sheriff de la ciudad (amos hombre, qué cucada).
Me dije a mí misma para convencerme o justificarme (léase como convenga).
¿Acaso no le disfrazo muchas noches con su pañuelo y parche de pirata? ¿y acaso por ello le estoy incitando a montarse en un barco con piratas pongamos que somalíes y secuestrar a todos sus tripulantes? NOOOOOO.
¿Acaso no le cuento historias de reyes y princesas que viven de la sopa boba y de las perdices que se comen al final de cuento? ¿y acaso le estoy incitando a ser pro monarquía, ligarse a nuestra Leonorcita y convertirse en miembro de la realeza? NOOOOOOOO.
Ni qué digamos que mi hijo flipó en colores con su juguete, y tan contento estaba que intentó convencerme de que comprase otro par para poder "disparar a su padre y viceversa".
Por el camino le expliqué que a mamá no le iban demasiado esos juguetes, pero que si a él le hacía ilusión, lo respetaba... y llegó a casa y las aparcó en un rincón para jugar a poner su nombre en la pizarra (qué malote).
Al llegar el papi y ver la nueva adquisición me miró extrañado y algo contrariado me comentó que a él no le gustaban ese tipo de juguetes.
La verdad, pocos argumentos tenía, tan solo el que me salió:
¡Vamos a ver, los de mi generación hemos jugado de toda la vida a vaqueros e indios, a torer@s y toros y si me tiras de la lengua, hasta médic@s y enfermer@s y dime tú si hemos salido más o menos tarados que ahora nuestros hijos! Ya está bien de tanto pensar en chorradas, que lo importante es el día a día y que los juegos de los niños, no dejan de ser eso: juegos. Venga ya, que estamos perdiendo el norte pero de todas, todas!
Y ahora, toca preguntita, ¿qué pensáis vosotros?, de hecho ¿qué hubiéseis hecho en esta situación?
foto: teacuerdas.com

martes, 17 de febrero de 2009

LEYENDO

La primera vez que alguien me dijo que me quería fue con una poesía. La primera vez que gané algo, fue gracias a un cuento que escribí en el colegio. La primera vez que dijeron mi nombre frente a un público, fue en un certamen literario donde mi pequeño relato, me hizo grande en un mágico momento.
Quizá sea por eso, o quizá no, desde siempre me ha llegado la palabra escrita,
siempre me he expresado mejor con la tinta que con las cuerdas vocales. Siempre he sentido el pulso acelerándose al coger el bolígrafo o teclear las vocales y consonantes que tan bien componen mis sentimientos.
Me gusta tanto sentir a través de la escritura y me gusta tanto sentir a través de lo que otros escriben...
me gustan las personas que traspasan el papel para llegar directamente
al lector. Me gustan los seres humanos que comparten lo mucho de sí mismos.
Por eso, he leído de todo y siempre he terminado los libros que he empezado. Siento que no respeto al autor si dejo su libro a medias.
A veces he encontrado en mi camino a personas con grandes sentimientos que no han sabido expresarlos y otras veces he encontrado a escritores con pocos argumentos pero con grandes expresiones. Pero eso me ha dado igual, lo que me importa es que quien escriba, lo haga porque le sale desde el alma, porque siente el impulso de decir algo a alguien.
Hace poco, escuché una entrevista a un escritor, que argumentaba que su libro no acaba como él quería sino como la editorial le exigió. Jamás me leeré el libro, porque sus palabras han sido dirigidas a vender y no a expresar sus inquietudes, vivencias, expectativas. Me gustan las historias que hablan de personas, las historias reales o ficticias pero siempre con la impronta de quien lo cuenta.
Me gusta leer palabras auténticas, más o menos elaboradas, pero sobre todo aquéllas donde está reflejada el alma de quien lo narra.

lunes, 16 de febrero de 2009

ST. VALENTINE´S DAY

HOY

Hoy,
siento que se me escaparon las riendas de mi vida.

viernes, 13 de febrero de 2009

SOY OFICIALMENTE "LA SEÑORA"

Todavía vivía con la tonta ilusión de aparentar menos edad de la que tenía. Todavía resonaba en mi cabeza "La chica esa que me atendió"- dirigiéndose claramente a mí.
No acababa de cansarme del típico discurso atónito: ¿Que tienes 32 años? ¿de verdad? No me lo creo, si yo pensaba que tenías 23 o 24... A ver, a ver, enséñame el carnet que no me lo creo.
Y yo, disimulando mi pavoneo interior, enseñaba mi DNI y al observar las sorprendidas caras, mi ego se retroalimentaba de gozo...
Eso no era hace mucho, unos 6 meses quizá. Pero últimamente, no sucede así. Lo que me pasa ahora es bastante más ¿patético?
Hace un mes, esperando a comprar en el mercado (yo sigo yendo a comprar mis cosillas al "mercao") una mujer, con su hija, estuvo a punto de colarse (por error) y la que me había dado el turno dijo: "no, no, no iba ud. primero, ahora le tocaba a ESA SEÑORA". Me quedé tan sorprendida cuando ví que ella me estaba SEÑALANDO A MI... pero como jamás me había ocurrido, se me pasó el berrinche pronto.
Hace una semana, en el AVE, al ir a mostrar mi billete electrónico, la azafata me dice: "Lo siento SEÑORA pero debe imprimirlo en el TICKET POINT y traerlo en papel", ni qué decir tiene, que respaldándome en mi nueva categoría social, aproveché para protestar y decir que en Madrid sí me habían admitido el billete electrónico y que me negaba a ir al Ticket Point. Se arremolinaron varias azafatas para discutir sobre qué decisión tomar y más de una vez miraban hacia mí esbozando un claro "Aquella SEÑORA dice que.... esto o lo otro". Al margen de la historia, tuve que volver a imprimir el billete, por muy señora que me viesen.
Y ayer, al hacer unas compras de encargo de mi empresa, solicité la factura, vino la encargada y preguntó que para quién era la factura y la dependienta me señaló a mi, A MI y evidentemente dijo "para ESA SEÑORA".
Bien, me siento como una actriz en decadencia... Me han bastado tres veces para sentirme señora y lo creáis o no, estoy intentando asimilarlo. ¡Con lo joven que me siento yo!
Pero el tiempo pasa y afortunadamente estoy aquí, con mis primeras patillas de gallo y la redondez de mi cara algo menos redonda y por supuesto MUCHO MÁS SEÑORONA.
¿Y vosotr@? ¿Cuando fue vuestra "primera vez"? me refiero, claro, a la vez aquélla en que os dejaron de llamar "La chavalilla o el chavalillo ese"

jueves, 12 de febrero de 2009

TANTA PSICOLOGÍA "PÁ QUÉ"

A veces las situaciones me pueden. Mira que intento no darle importancia a las cosas e intentar ver la vida con perspectiva, pero lo que me pasó ayer, me superó.
Después de un ajetreado e intenso día de trabajo, después de intentar sobreponerme a la idea de que esta semana haré doblete y curraré en el salón de los idiomas sábado y domingo con una friolera de 16 horas de currele frente al público, me acerqué a ver a mi supersobrino, que es de la edad de mi hijo y estaba de visita en casa de los abuelos.
Llegué justo a tiempo para encontrármelo en la calle dispuesto a subir a casa de mis padres, así que, en mi constante afán de ayuda (mira que no aprendo a ser asertiva), me ofrecí voluntaria a subirle mientras mi hermano buscaba un sitio donde aparcar. Ésta era la estampa:
Iba provista de una gigantesca bolsa de verduras que pesaría en torno a las 800 toneladas, además de mi megabolso en el que llevo la correspondiente botella de medio litro de agua, las toallitas, libro, monedero, llaves del trabajo, móvil personal y trabajo... Mi hermano, para facilitarme la cosa, me cargó con la bolsa de mi sobrina de 6 meses (imagináos la bolsa) que pesaba otras 800 toneladas y la chaqueta y abrigo del nene.
Tambaléandome llegué como puede al portal de mis padres de la mano de mi sobrino que aprovechaba mi indefensión para darme latigazos con su espada de poliespán (que dice mi hermano que no duele ¡y un cuerno!). Tomé aire para subir los 3 pisos (sin ascensor) de esa guisa y ¡ay tú! que a mi sobrino le da la vena amorosa paternal y me dice que se quiere ir con papi a aparcar el coche... y estando yo en el segundo piso el retoño de mi hermano, hace pies en polvorosa y empieza a bajar los escalones, llorando y llamando al susodicho (me "cagüen" tó lo que se menea), y yo detrás que ya iba desmoñá, a voz en grito suplicándole que parase. El niño en plena crisis llega al portal y abre la puerta y sale (jóete) y consigo alcanzarle antes de ponerse a cruzar la carretera como un poseso sin rumbo fijo y moco colgando llamando al padre...
Vaaaaale, a esas alturas de la película, yo estaba a punto de caramelo, como una olla a presión sin seguro...JAARAJAJAJAJGGGGGG.
Cogí a mi sobrino del brazo, le metí como pude a rastras en el portal e intentando razonar con él, le cogí en volandas con sus 25 kg en canal y me lo subí tres pisos mientras me pegaba con la espadita de mis amores...
Nadie me ayudó (of course) y cuando mi madre se dignó salir para ver qué ocurría ya estaba yo bañada en sudor y deslomá como si me hubiese corrido la maratón a Nueva York y hubiese vuelto...
Me enfadé y mucho y antes de que nadie pudiese decir esta boca es mía, me largué con viento fresco de allí con la ligerísima sensación de que aquéllo, se me había ido de las manos.

miércoles, 11 de febrero de 2009

HOY

Te escribo por no mirarte a los ojos y decirte...
Decirte que pongo en tus manos mi derrota.
La derrota por no ser quién tú quieres.
Te cuento desde las líneas de mis manos...
Manos que te pretenden,
que pretenden buscar y enlazarse a tu cintura.
Deletreo mis palabras para encontrar el error en ellas,
palabras que no te llegan ni comprendes.
Ataco para hacer desaparecer el dolor de mi conciencia.
Lucho para no sentir tanto daño ante tu opaca mirada.
Argumento sinrazones porque la razón ya no comprende.
Siéntate a mi lado y deja de oirme para escucharme.
Acerquemos el alma,
sin prejuicios, sin consejos, sin pasado de por medio...
Sin heridas abiertas que dejen espacio a las afiladas lenguas.
Hoy te escribo, pero no te hablo.
Hoy te escribo, pero no te llamo.
Hoy te escribo sin pensar en el mañana.

lunes, 9 de febrero de 2009

MAL - TRATADA

Y Siento.
El filo frío del puñal sobre el que duermo.

Y Siento.
Aprisionada en mis propios pensamientos.
Que me faltan piernas para salir corriendo.

Y Siento.
Que me faltan alas para salir volando.
Que me faltan fuerzas para enfrentarme a tanto.

Y Siento.
Que tú eres mi dueño, que te pertenezco.
Dueños.
Que arañan, desgarran, mutilan.
Celos.
Que ocultan, que odio destilan.

Y Siento.
La fría mesa sobre la que estoy tumbada.
Doblada.
Sin miedo.
Sin ti, mi dueño,
Sin mi, golpeado cuerpo.

No siento.
Ni el dolor con el que muero.
Ni tus manos en mi cuello.

sábado, 7 de febrero de 2009

LIVING ZARAGOZA

Viernes y me levanto de madrugada dejando mi casa bajo el arrullo de la respiración de mi hijo. Aún me cuesta separarme de él en acontecimientos tan fugaces como éste. He viajado a Zaragoza por trabajo.
A las 7.30 estaba en el AVE viendo la película del Increíble Hulk, con los apuntes de la presentación en mano y la sensación de querer aprisionar cada instante para luego compartirlo con vosotros.
Al pasar por los paisajes de Guadalajara, entre llanos campos y empinados riscos, he contemplado el manto inmenso de la nieve, cubriéndolo todo, tejados y copas por igual.

Una hora y media después he llegado a Zaragoza y el taxi me ha dejado sin café en el cuerpo pero con adrenalina suficiente para afrontar mi mañana laboral.
A pesar de la pereza que me produce viajar últimamente, la experiencia ha sido positiva, siempre me ha gustado conocer lugares nuevos, perderme entre la vida de otras gentes, imaginar cómo se viviría en ese lugar tan cerca del Ebro. Por un momento, yo no era esa madre pendiente de su hijo, ni esa pareja eternamente colgada de las manos de otro, he sido yo, la que trabaja, la que busca el taxi y entabla una amigable conversación con el señor que te vende estampitas a las puertas de la Catedral. Y en esos pequeños espacios de independencia, vuelvo a reencontrarme a mi misma, mucho antes de ser la persona llena de obligaciones e instantes compartidos.
Media hora sólo de respiro para acercarme al centro y ver la Plaza del Pilar. Saqué fotos con el móvil:




jueves, 5 de febrero de 2009

¿BUENA SUERTE O MALA SUERTE?

Al leer a Lucía, intenté recordar un cuento en el que te hace dudar de las cosas que te ocurren en la vida, de si lo que ha sucedido en ese momento es algo malo para ti o es la oportunidad de que se produzca un buen cambio en tu vida. Pues lo encontré, se trata de un cuento Sufí y dice así:

Había una vez un hombre que vivía con su hijo en una casita del campo. Se dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo para la labranza y para cargar los productos de la cosecha, era su bien más preciado. Un día el caballo se escapó saltando por encima de las bardas que hacían de cuadra. El vecino que se percató de este hecho corrió a la puerta de nuestro hombre diciéndole:
-Tu caballo se escapó, ¿que harás ahora para trabajar el campo sin él? Se te avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte has tenido!
El hombre lo miró y le dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Allah lo sabe.
Pasó algún tiempo y el caballo volvió a su redil con diez caballos salvajes con los que se había unido. El vecino al observar esto, otra vez llamó al hombre y le dijo:
-No solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos más, podrás vender y criar. ¡Qué buena suerte has tenido!
El hombre lo miró y le dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Allah lo sabe.
Más adelante el hijo de nuestro hombre montaba uno de los caballos salvajes para domarlo y calló al suelo partiéndose una pierna. Otra vez el vecino fue a decirle:
-¡Qué mala suerte has tenido! Tu hijo se accidentó y no podrá ayudarte, tu eres ya viejo y sin su ayuda tendrás muchos problemas para realizar todos los trabajos.
El hombre, otra vez lo miró y dijo:
-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Allah lo sabe.
Pasó el tiempo y en ese país estalló la guerra con el país vecino de manera que el ejército iba por los campos reclutando a los jóvenes para llevarlos al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al de nuestro hombre se le declaró no apto por estar imposibilitado. Nuevamente el vecino corrió diciendo:
-Se llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!
Otra vez el hombre lo miró diciendo:
-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Allah lo sabe.

miércoles, 4 de febrero de 2009

DE LO HUMANO

¿Me parece haber oído un sonoro suspiro desde el baño?

Son las ocho y media de la mañana y tenemos cinco minutos de margen para salir de casa -ambos dos- con el niño, el "babi", la autorización firmada por los padres, el abrigo, el paraguas, el bolso, la cartera del colegio de papá, mi abrigo, el abrigo de papá y toda la madre que parió a todos los cachibaches juntos.
Me estoy vistiendo rápidamente porque hoy se nos ha vuelto a hacer tarde, a pesar de que nos levantamos a las siete de la mañana, osea, una hora y media antes de llegar a nuestros respectivos trabajos! hoy el peque ha tirado el desayuno y se ha montado el pifostio del siglo, toda la pared manchada de chocolate resistente al agua y al jabón, su ropa, mi ropa, todo templadamente empapado, el suelo de la cocina (fregadito de la noche anterior), la taza de desayuno hecha trizas, las trizas desparramadas hasta por el pasillo casi llegando a la altura del salón (que está a una distancia de unos 15 pasos de la cocina), ¡me cago en tó lo que se menea!
Mientras limpiaba el desaguisado se me ha salido el puñetero café, se me ha enfriado la tostada y se me ha puesto un mal cuajo que ni te cuento.
Hemos salido de esa (mal que bien), el peque se ha vestido solo impecablemente de lo "acongojado" que estaba por verme con esa mala rasca. Mientras, mi churri murri hacía los honores intentado ayudarme mientras yo intentaba morderle como un perrillo rabioso porque le han pisado el rabo.
Cuando he conseguido tranquilizarme y he empezado a organizarme para poder llegar decente al trabajo, es cuando he oído el suspirazo desde el baño.
- ¿Qué te pasa?- le pregunto al marío.
Como respuesta otro desesperado suspiro.
- ¿Estás bien?- le vuelvo a preguntar.
- ¡Pues no, joder, no estoy bien! Que estoy intentando vestirme y llevo una hora intentando subirme los putos calzoncillos y aquí estoy, con ellos a la altura de los tobillos. Coño! que no doy abasto, que si lava los dientes al niño (y me intento subir los calzoncillos), que si al niño le entran ganas de caquita (y me intento subir los calzoncillos), que ahora limpiale el culito al niño (y los calzones bajados), que el niño tiene ahora sed (y yo detrás de él para darle el agua, y con el culo al aire). Que ya está bien, que voy a llegar en pelotas al colegio!!!!
Ha sido oirle y me he empezado a reir, a reir histéricamente, como si nunca hubiese reído antes. Me ha entrado tal ataque de risa que no he podido hacer otra cosa que ver la vida de otro color, del color piruleta en la calle de la gominola, tal y como deben ver el mundo los niños.
Y es que, ser padre y madre es muy satisfactorio, pero a veces es realmente estresante.
¿Os pasa esto a vosotr@s?
foto. pequelandia.org

lunes, 2 de febrero de 2009

UNA DECLARACIÓN DE AMOR

Te compongo en palabras cuando mis labios no pronuncian tu nombre.
Me laten las yemas de los dedos cuando te escribo,
porque mi corazón está en tu cuerpo.
Cada pequeña molécula de papel, está escrita por las huellas de tus besos.
Aquel día, derrumbé la cabeza por no creer al mundo,
y en lugar de caer al suelo, se apoyó en tu hombro.
Te deseo cada instante, hasta cuando no te deseo.
Aquel día, dejé caer lágrimas por no sentirme de nadie,
y en lugar de regar el suelo, se encontraron bebidas por pequeños sorbos.
Cada fragmento roto del desconsuelo,
haya el respiro en tu regazo.
Aquel día, se escaparon suspiros de desaliento, de esta boca mía,
que ahora es siempre tuya,
y en lugar de olvidarse en la esencia del aire,
se encontraron respirando en los huecos de tu cuerpo.
Te pienso, te respiro, te veo, te escucho, te entiendo, te desentiendo.
Te amo, te adoro, te odio, te reclamo, te llevo y te suelto.
Te tengo, me tienes, te dejo, te ato, me liberas.
Te desoriento, te aliento, te enfrento, me sientes.
Eres.
Entretejido en mis fibras.
Para siempre.
Aún siendo algún día,
esas nubes,
que sobre nosotros se ciernen.