viernes, 22 de junio de 2012

Bienvenida Elsa

Hace una semana y a esta hora estaba trabajando... pensaba que si seguía con tanto malestar me iría a casa, pero aguanté hasta mi hora de salida. Cuando dormí un rato la siesta, me levanté renovada, sin molestias. Al llegar la noche el sueño se interrumpía constantemente y yo cambiaba de postura para volver a retomarlo. A las 4 de la mañana comencé a tener contracciones, mi cuerpo se empezaba a preparar para la llegada de mi pequeña. Después de un buen baño acompañado de respiraciones profundas y relajadas, sentí que era el momento de salir hacia el Hospital. A los 20 minutos de llegar, ya tenía a mi hija en brazos. El parto fue un regalo. Sentí cada movimiento de mi pequeña, cada empuje por salir a respirar una nueva vida, su fuerza, su vitalidad... lo inundó todo con su llanto y su olor... Aún no ha pasado ni una semana y ya nos ha robado el corazón.

domingo, 10 de junio de 2012

Ahogo

Hace tiempo que no me paseo por aquí.
Estoy algo enfadada con el mundo y quizá sea eso lo que me paraliza a la hora de ponerme a escribir.
Tengo tantas cosas dentro, que quizá sea el pudor el que no me permite lanzarme a desahogarme "frente" a vosotros: conocidos y desconocidos que un día cruzásteis vuestros caminos con el mío.
Sentimientos de dolor me recorren y llegan hasta lo más profundo de mi ser y con ellos, el peso y la responsabilidad de afrontarlos de la mejor manera posible porque dentro de mi hay alguien creciendo que merece toda el amor, armonía y tranquilidad que le pueda ofrecer.
Alguien muy cercano a mi está enfermo... y aunque mi filosofía siempre haya sido la de aprender de cada momento que me ofrezca la vida, en estos momentos no consigo aferrarme a eso.
El frío me invade cada noche, cuando en la soledad del sueño, acuden a mi recuerdos de mi infancia asociados a él. Su imagen se amontona en mi mente con tanta nitidez que creo desfallecer... es cuando más agotada estoy y cuando menos puedo controlar la tristeza.
Estoy asustada ante la idea de perderle, incluso ante la idea de que sufra en este duro proceso.
Y solo consigo dormirme pensando en lo afortunada que he sido por tener a alguien como él a mi lado.
Cada mañana, al despertar comienzo una nueva etapa en la que doy gracias por vivir un nuevo día, por sentir que se me concede el privilegio de disfrutarlo junto a los míos, por tener la certeza de este regalo que se me ofrece gratuitamente, e intento dejar de lado la oscura pesadumbre para dar paso a ese espíritu de lucha que siempre he querido poseer.
Hasta que el sol desaparece de nuevo y ante el ocaso llega la desesperación.