Ayer mismo me volvió a pasar que paseando en la calma hora de la comida, detecté un matiz a madera de pino crepitando al son del fuego, mezclado con el aroma a puchero y aire fresco entre los callejones de mi antiguo barrio... En lo más profundo de mi cerebro quería abrirse paso algún recuerdo de ese olor, evocando mis pasos por aquellas calles siendo yo aún niña, volviendo del colegio o quién sabe, yendo a pasear con mis abuelos... Ese olor mezcla de comida de todos los bloques apiñados, con la inminente llegada del invierno, algún olor a leño quemado de alguna casa baja con chimenea ... aquel aroma me desbordó con millones de recuerdos en forma de imagen. Por un instante creí que al abrir los ojos me encontraría a mi misma subiendo las escaleras hasta el tercero y llamar a la puerta donde mi madre saldría a recibirme, por un segundo creí ser de nuevo niña, invadida por el aroma a hogar, a barrio, a niños en la calle, a butanero golpeando las bombonas entre sí, a afilador con su bicicleta, a la cola de gente en la pescadería ...
Cerré los ojos y soñé por un instante volver a ese pasado feliz, inocente y embriagador, regresé al calor del fuego de leña en mis vacaciones de Navidad, al de las castañas asadas en el carbón, al de los charcos en el camino, al del frío en la nariz, al del arroz con caldo y pollo hecho por mi abuela en la hoguera, a los perrillos del pueblo bebiendo de las gotas de rocío ...
Aromas especiales y únicos que siempre permanecen.
Y a ti ¿Qué olor te evoca tantos recuerdos?
7 comentarios:
Qué bonito....
Hola Rose!
Si te gusta es que algún olor tienes parecido en tu infancia... ¿me equivoco?
Un besito.
chulo, si señora... yo también tengo algún olor de la infancia que cuando vuelve me remueve por dentro, qué cosas...
Hace tiempo, escribí en el marco de un texto más extenso que se encuentra en "stand by", esto:
El barrio de viviendas de Santa Rosa, situado en las afueras de una ciudad dormitorio del cinturón industrial de Barcelona, era un conglomerado de edificios construidos a principios de los años cincuenta con el fin de absorber las sucesivas oleadas de inmigrantes, andaluces principalmente, que llegaban a Cataluña atraídos por su dinamismo industrial y por la creciente necesidad de mano de obra en las fábricas de la recuperada burguesía catalana. Enormes bloques de cemento y obra vista de diminutas ventanas, con tendederos repletos de ropa y comadres asomadas charloteando con sus vecinas, por donde salían aromas de pucheros y cocidos, que combinados daban como resultado un olor penetrante que me acompañaría el resto de mi vida, el olor a humildad.
Pues eso, ya tienes lo que pedías.
Hola Chelo :) Gracias... espero algún post o lo que quieras contando esto mismo, seguro que lo harás con muxo arte...
Capitán oh mi capitán :D tengo muuuuuuuxo más de lo que pedía, pero mucho mucho más... entiendo que como buen pirata siempre haces todo a lo grande no? besos domingueros desde tierra.
Dicen que el olfato es el primer sentido que desarrollas (los bebés no te ven pero te huelen) y el que se asocia con más recuerdos.
Ayer pasé por Plaza de España y me invadió el aroma de algodón de azúcar de un puestecillo. Olor a verbena de antaño.
Me encanta olisquear los libros nuevos, y el tufillo de las tizas sobre una pizarra, el de las ceras plastidecor, la plastilina, las témperas... olor a cole.
Hay tantos... si no escribe Chelo sobre los olores, lo haré yo que tengo buena nariz :-P
Pues Isa, estoy ansiosa de leerte :D ¡el olor a cole!!! tienes toda la razón!!!
Y el olor a verbena!!! lo que te digo, deseando leerte ;)
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