Queridos Padres Magos:
Por circunstancias, este año que ya ha pasado, he ido aprendiendo a vivir el día a día sin pensar en nada más. He sabido disfrutar del presente, dar carpetazo al pasado y no esperar nada a cambio del futuro. De repente, sin necesidad de operación alguna, han desaparecido todas las dioptrías de mis ojos, sí, ésas que no me dejaban ver con claridad, ésas que buscaban lejos, lejos para encontrar la "verdadera" felicidad, ésas que creían que me podría esperar algo mejor, cuando lo mejor ya lo tenía a mi alrededor.
Este año me habéis dicho que no va a ver demasiados regalos porque la "cosa" está "mú achuchá" y por eso quiero escribiros esta carta.
Os escribo pues, para deciros que mis regalos de Reyes Magos sois vosotros, que no necesito nada más. Que gracias a vosotros estoy donde estoy y que soy lo que soy en parte a lo que me habéis ido dando a lo largo de toda mi existencia, existencia que habéis compartido conmigo desde el minuto 1, claro, que para eso sois mis padres.
No os quiero agasajar con linsonjas, ni tampoco endulzar simplemente vuestros oídos. De ambas partes es sabido que no siempre hemos estado de acuerdo, que alguna que otra vez ha habido roces, que habéis tenido que padecer mi adolescencia reivindicativa y rebelde y yo por mi parte, he de reconocer, que, ejem, ejem, un poco de aquella manera también habéis sido ¿no?, ¡qué le vamos a hacer! nadie es perfecto (afortunadamente).
Es vuestra compañía la que me regaláis cada día y no pido ni quiero nada más. Me habéis dado unas raíces, un hogar, una familia a la que pertenecer con un hermano mayor con instinto de "mamá gallina" por lo protector que es con los suyos.
No os puedo pedir nada porque con vosotros tengo todo lo que pudiera necesitar. Así que, aún sabiendo de nuestras diferencias, aún sabiendo de nuestros defectillos ... sé que ya me habéis dado todo lo que estaba en vuestra mano.
Nos vemos esta tarde, donde siempre (el Roscón ya lo pongo yo)
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