No he querido escribir antes, tampoco he podido.
Quisiera que mis palabras fuesen las más bellas y profundas de todas las que jamás haya utilizado para hablar de algo o alguien, pero no me sale.
El dolor se cuela de fuera adentro y vuelve a salir por cada poro de mi piel para volver a apuñalar mi corazón.
Mi padre se ha ido. Ha luchado con uñas y dientes contra su enfermedad, lo ha hecho hasta el final, haciendo planes de futuro para tener un objetivo, pero la muerte le ha ganado.
Es en estos momentos en los que me gustaría tener fe, creer que de verdad está en un lugar mejor. Pero sinceramente, la fe la perdí hace miles de años, cuando quise que los hechos hablasen por si solos y tampoco creo que exista un lugar mejor que no sea junto a nosotros, sus hijos, sus nietos, su mujer, su vida.
Se ha ido y nos ha dejado un vacío abismal. Se ha roto una pieza fundamental de todo un engranaje y ahora debemos reorganizarnos para que la máquina siga funcionando.
La pena lo invade todo atrofiando mi alma, mi cerebro y me deja sin capacidad para reaccionar.
Y su imagen acapara toda mi atención mientras mi conciencia me grita que debo salir de ahí. Que debo reaccionar, que se lo debo a mi propia vida, a mis hijos, a todo lo que me queda por delante.
Pero el cuerpo se niega a moverse.
Tengo miedo de que pase el tiempo, cada minuto sin él es una espina clavada.
Tengo miedo a que el tiempo se detenga porque la ausencia se enquista.
Soy consciente de que tengo que reponerme a ésto, que todo pasará y que mi padre formará parte de mi memoria, de mi historia vital. Llegará el día en el que habré incorporado la tristeza de su pérdida a mi vida y podré caminar con ello. Pero de momento, se me hace terrible, injusto, brutal, sangrante.
Mi padre se ha ido y no hay retorno.
Irreversible, irrecuperable, eterno... palabras que taladran mis pensamientos cuando abro los ojos al amanecer y cuando los cierro cada noche.
El 5 de junio cambió mi vida para siempre. Hay un antes y un después, y en el resultado de este demudar de piel, estaré yo, llevando un aprendizaje a mis espaldas, sacando nuevos matices e incluso cosas buenas. Pero no me gusta el precio que se le ha puesto a esta experiencia vital.
Necesitaba a mi padre en mi vida y aún no sé cómo podré manejarme en este mundo sin él a mi lado.
Sé que lo haré, pero hoy por hoy sólo me apetece llorarle.
7 comentarios:
Lo siento mucho, de verdad... No puedo decir más, ya sabes mi situación y que por ello te entiendo sé de lo qué hablas. He reflexionado mucho sobre el momento que tú ahora estás viviendo y creo que ni de lejos puedo todavía imaginarme por lo que estás pasando. También creo que eres fuerte y lo que te está pasando ahora mismo es completamente natural, es una fase del dolor, pero, como racionalmente muy bien dices, llegaré un momento en el que él, su "presencia", su recuerdo, tu vida con él, se habrá incorporado tanto a tu ser que la tristeza se transformará en otra cosa y podrás mirar adelante con tus ojos y los suyos... eso quiero creer al menos, que así es como se logra superar un duelo. Un besazo enorme...
Lo siento mucho ciudadana, te mando un beso muy fuerte.
El duelo por la muerte de un ser querido cada uno lo llevamos de una manera, espero que el tuyo sea corto y que ese momento en el que pasas de sufrir por los recuerdos a sonreír cuando recuerdas te llegue pronto.
Comprendo perfectamente esa sensación de no entender por qué la vida sigue adelante para el resto si él no está. Y es que nunca estamos preparados para dejar de compartir la vida con aquellas personas a las que amamos.
Un abrazo enorme y mucha fuerza para avanzar.
Ciudadana, lo siento mucho.
Creo que no hay suficientes tiritas para curar al corazón "partío".
Duele mucho, mucho, y sólo te digo que te dejes abrazar y achuchar por los amigos y que llores lo que te necesites.
Un beso grande y si te conociera iria a darte un gran abrazo
Sois estupendas, de verdad. Sin conocerme "personalmente" (porque creo que me conocéis mucho, mucho) habéis dicho muchas cosas que de verdad son un bálsamo para mi corazón. El día a día sigue siendo tremendo, de verdad que lo es. Es difícil acostumbrarse a que tu padre sea parte de un recuerdo en vez de alguien tangible, palpable... Pero ayuda saberse acompañada en este duro camino y creedme que todas las personas que me hablan, me ayudan. Un beso enorme.
Día 21 y es hoy cuando leo esta entrada.....me he quedado sin palabras....no lo sabía,mi niña,ni siquiera estaba al corriente...no sabes cuánto lo siento.Es algo que sólo de pensarlo me parte en dos,sobre todo cuando en esto momentos alguien muy importante de mi vida está a punto de pasar también por lo mismo,es demasiado el vértigo.
Te envío el más fuerte de los abrazos,estoy contigo y quiero que sepas que me voy a estar acordando de tí todos los días,para de alguna forma,poder enviarte un poquito de calor. Un beso,cariño,fuerza,fuerza,fuerza,fuerzaaaaaa.......piensa que está en el mejor lugar del mundo: en vuestros corazones. :-)
Gracias dear. Sé que me entiendes. Un beso.
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