viernes, 14 de diciembre de 2012

¡¡¡Que quiero darle tetaaaaaaa!!!


Sí, no estáis equivocados. La entrada de este post es un grito, una súplica, una reivindicación a mi derecho de darle la teta a mi hija.
Ella, hace 6 meses el domingo. No sé si os lo he contado, pero ya me he incorporado al trabajo después de la baja por maternidad, a la que le he sumado las vacaciones de verano y los 15 días que me corresponden por "lactancia materna".
En la revisión de los 5 meses, la pediatra me recomendó ir introduciendo cereales sin gluten, puré de patata y zanahoria, además de un zumito de naranja natural para evitar el extreñimiento que suele ser producto de una dieta tan astringente. La recomendación vino a colación de mi comentario sobre mi inminente incorporación al mundo laboral.
Ella me preguntó si se alimentaba solo de mi leche, a lo que yo afirmé. De modo que ambas acordamos que para que la niña no pasase de golpe y porrazo del pecho al biberón, iría introduciendo paulatinamente ciertos cambios. Y así hice, empecé a sacarme la leche para hacer con ella la mezcla con los cereales y fuí acostumbrándola a comer con cuchara el puré.
De este modo, cuando la dejé al cuidado de otros, la niña estaba acostumbrada a su nueva forma de alimentación.
Como muchas madres recientes sabéis, dejar a tu bebé de 5 meses para empezar a trabajar fuera de casa, es bastante traumático. Yo pasé (estoy pasando) por todas las fases del conflicto de separación. Y es que, necesito estar con ella y necesito seguir dándole el pecho siempre que ella quiera y me lo pida. A ella y a mi nos reconforta estar juntas.
Me alivia saber que ella está tranquila las horas en las que no está conmigo, no llora ni se muestra irritada por nada, así que supongo que no echa de menos el pecho ni lo necesita para calmarse ni para buscar afecto, cobijo ni compañía de mamá. Es un regalo saber que está bien y que el proceso de separación lo lleva con total normalidad.
En esas horas que no estamos juntas, yo me saco la leche, de forma que pueda seguir alimentándose de ella a través de las oportunas tomas de cereales mañana y noche.
A pesar de que me saco la leche bastante a menudo, he notado como va reduciéndose la cantidad de leche que me extraigo, tanto que a veces me las veo y me las deseo para tener cantidades suficientes para las tomas de la noche. Me cuesta tener un remanente de leche congelada y siempre voy al día con las reservas.
De modo que más de una vez, cuando he compartido mi pesar con la gente de mi entorno más cercano, me han recomendado empezar a comprar leche artificial:
- "Pues vas a tener que comprarte un bote de leche, por si acaso".
- "No sé por qué te empeñas en seguir dándole tu leche, qué ganas de pasarlo mal"
Estos y otros muchos comentarios martillean mi cabeza y hacen que me irrite profundamente. Y es que, necesito darle el pecho a mi hija. Quiero prolongar todo lo que pueda la lactancia, nos gusta a ambas sentarnos y compartir ese momento, ella me busca y eso me encanta.
Por las noches, mientras dormimos, ella se acerca a mi y empieza a "hociquear", buscando mi pecho. Es una sensación maravillosa, acurrucarla en mi costado y dormirnos las dos plácidamente mientras se alimenta.
Lo cierto es que poco a poco su sueño nocturno es más constante y casi no me busca, ésto y todo lo que os he contado antes, está provocando una progresiva disminución del volumen de leche que genero. Y me da pena, porque no quiero que me pase lo mismo que me ocurrió con su hermano, que a los 6 meses, dejó de amamantarse.
Lo pienso y me da rabia que no sea fácil ni natural poder darle el pecho a tu propio hijo. El ritmo de trabajo, la prematura incorporación tras el parto, los familiares, ciertos amigos... son variables que ponen baches en este maravilloso camino de la lactancia.
Y a veces siento que es más una lucha que la forma natural de criar a tu prole. No lo entiendo, de verdad, no entiendo que sea real este modo de vida que hemos creado, que hayamos ido aceptando este tipo de sociedad, estas normas establecidas y leyes aprobadas que van contra natura, que hayamos ido racionalizando una forma de "estar en el mundo" tan poco fluida y tan contra corriente de los más pequeños, de las generaciones futuras.
Pero la rueda sigue y sigue girando y ¡ay! del pobre que le de por bajarse un rato de ella, aunque solo sea para reflexionar.

4 comentarios:

Lola dijo...

Ciudadana dar el pecho y trabajar es posible!! y te aseguro que será hasta que tú y ella decidáis dejarlo. No hagas caso de lo que te digan los demás.
Es lógico que se reduzca el cantidad de leche, también se reducen la cantidad de tomas y el cuerpo de la mujer sabiamente se equilibra. Mi hija pasó del pecho a la cuchara, se tomaba sus purés de verduras o de cereales en la guardería y siguió con el pecho (ya no como alimento fundamental sino como elemento reconfortante para ella y para mí) Es un vínculo muy hermoso entre madre e hija que permanecerá mientras las dos queráis y mientras sea posible. Además la ayudará a inmunizarse frente a futuras enfermedades disfruta de darle el pecho es el mejor regalo que le puedes hacer

Ciudadana C dijo...

Es verdad Lola, ¡yo puedo! quiero decir que nosotras decidimos!!
Lo que me pasa es que tengo la sensación que a veces es tan difícil.
Pero no cejo en la lucha y conseguiremos seguir adelante, compartiendo ese momento en el que solo ella y yo estamos.

Rose dijo...

No hagas caso,G. ...ni puñetero caso.
Yo tuve que dejar de amamantar a mi enana a los 3 meses,me había incorporado un mes antes a los dos trabajos (si hija si así de burra es una)....y aunque me compré el sacaleches y lo intenté,el ritmo de vida que llevaba acabó por imponernos el biberón... de leche en polvo.
Muchas veces pienso que el anhelo que he tenido por tener otro hijo responde -en parte- a no cometer los mismos errores (para mi esa todas las decisiones que tomé entonces fueron errores),ya no duele...pero está ahí.
Disfruta de tu pequeñina lo que puedas y sigue con la lactancia hasta donde puedas...pero sin culpas,ok??
Sé positivamente que lo estás haciendo maravillosamente,como sólo tú sabes.

Ciudadana C dijo...

Rose, tú sí que me quieres. No sabes cuánto agradezco que me digas que hago las cosas bien... ;)
No es ningún drama, pero a veces una madre necesita saber que no está perdiendo el rumbo ¿no crees? A mi me pasó con esta nena más o menos que contigo, quería un segundo para compensar los errores que creo que cometí con el primero al respecto de este tipo de asuntos. Lo cierto es que en cierto modo, me resarcí con el parto, el colecho y la lactancia.