Eso me ha pasado con un primo hermano mío... No sé si será que la diferencia de edad (no mucha) ya no se aprecia tanto ahora, o que quizá él ha vivido su propia evolución personal - porque hasta donde alcanza mi memoria, él era de otra forma: él era más reservado, más distante, más no sé, ¿más alejado? ¿más macarra? ¿más a su "bola"?, pero yo le noto distinto.
Últimamente hemos coincidido más y percibo ese cambio de forma más intensa, aunque en realidad le descubrí hace tres años, cuando acudí a él para que "reparase" en la medida de lo que pudiese mi muy accidentada mano derecha. Aquélla no fue una época que brillase por los buenos momentos, fue un año bastante difícil sobre todo por ese motivo en particular. Entonces, él, que recién había abierto un centro de masajes y osteopatía, de forma totalmente altruísta me ayudó a recuperarme no solo físicamente sino también me dió un buen empujón también a nivel mental, aunque no sé siquiera si él lo sabe (pero hoy lo sabrá).
Las visitas a la clínica no fueron muchas e incluso menos de las que él quería, pero recuerdo esas tardes como una terapia personal, porque sentía que ahí tenía mi espacio para vivir el dolor y querer luchar para superarlo.
¿Y cómo es él? pues él sobre todo es de esas personas con presencia. Me gusta la amabilidad de sus ojos y cómo te transmite en sus abrazos, en sus conversaciones y en su manera de ser, que eres un ser realmente especial y único.
Le veo desde fuera y puede que mis apreciaciones sean bastante subjetivas, pero de un tiempo a esta parte, quizá desde que se dedica de lleno a esta profesión tan "en con-tacto" con la gente, desde que es padre, desde que ha superado ciertos baches de su camino ... su gesto, sus manos y su alma son tan grandes como lo es él.
Hoy, no sé por qué, me acordé de mi primo y de tanta gente que me ha dado tanto, quizá porque me está empezando a gustar tener en mi camino a personas que me aportan cosas tan estupendas.
1 comentario:
Vivan los primos grandes!
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