Había una vez un niño que solo caminaba con dos zapatones de la talla 42. Con tan solo un añito metió sus pequeños pies en los zapatos de su padre... y milagrosamente se quedó erguido. Tan solo dos minutos antes podía desplazarse gateando, pero desde el instante en que sus pies sintieron la inmensidad del calzado de un adulto, empezó a dar pequeños pasos.
El niño ahora tenía seis años y jamás se había desprendido de ellos, había sido imposible quitárselos de su lado ya que, en cuanto su papá o su mamá le ponían unos de su talla, el niño volvía a gatear, pero era devolvérselos y el pequeño pisaba fuerte en el mundo.
Ya habían pasado cinco años desde que ocurrió ésto y los zapatos -aunque de buen cuero eran- se rompieron. Era Navidad y todo se auguraba triste y catastrófico:
- "¿Qué haremos ahora?" - se preguntaban desesperados los padres del niño.
- "¿Cómo le explicaremos ésto a su profesora? Jamás será capaz de caminar sin sus zapatos grandes".
Hasta le escribieron una carta a los Reyes Magos para que solucionasen el conflicto.
El día 6 de enero todos se levantaron ansiosos, los padres fueron corriendo hasta el árbol de Navidad y el pequeño, fue gateando. Abrieron los regalos con gran rapidez uno a uno hasta que comprobaron que NO HABÍAN TRAÍDO UNOS ZAPATOS NUEVOS DE LA TALLA 42.
- "¿Qué haremos ahora?" - se preguntaban desesperados los padres del niño.
- "¿Cómo le explicaremos ésto a su profesora? Jamás será capaz de caminar sin sus zapatos grandes".
Y en medio del caos, algo pasó, el niño se puso en pie y empezó de nuevo a caminar, esta vez descalzo.
-"¡Oh! ¡un milagro! ¿qué ha ocurrido?" - exclamaron sus padres boquiabiertos.
Nunca lo supieron y nunca se dieron cuenta que dentro de una cajita abierta por el niño, entre el papel de regalo arrugado, había un pequeño escrito en pluma de oca y tinta china que decía así: CONFIANZA.
El niño ahora tenía seis años y jamás se había desprendido de ellos, había sido imposible quitárselos de su lado ya que, en cuanto su papá o su mamá le ponían unos de su talla, el niño volvía a gatear, pero era devolvérselos y el pequeño pisaba fuerte en el mundo.
Ya habían pasado cinco años desde que ocurrió ésto y los zapatos -aunque de buen cuero eran- se rompieron. Era Navidad y todo se auguraba triste y catastrófico:
- "¿Qué haremos ahora?" - se preguntaban desesperados los padres del niño.
- "¿Cómo le explicaremos ésto a su profesora? Jamás será capaz de caminar sin sus zapatos grandes".
Hasta le escribieron una carta a los Reyes Magos para que solucionasen el conflicto.
El día 6 de enero todos se levantaron ansiosos, los padres fueron corriendo hasta el árbol de Navidad y el pequeño, fue gateando. Abrieron los regalos con gran rapidez uno a uno hasta que comprobaron que NO HABÍAN TRAÍDO UNOS ZAPATOS NUEVOS DE LA TALLA 42.
- "¿Qué haremos ahora?" - se preguntaban desesperados los padres del niño.
- "¿Cómo le explicaremos ésto a su profesora? Jamás será capaz de caminar sin sus zapatos grandes".
Y en medio del caos, algo pasó, el niño se puso en pie y empezó de nuevo a caminar, esta vez descalzo.
-"¡Oh! ¡un milagro! ¿qué ha ocurrido?" - exclamaron sus padres boquiabiertos.
Nunca lo supieron y nunca se dieron cuenta que dentro de una cajita abierta por el niño, entre el papel de regalo arrugado, había un pequeño escrito en pluma de oca y tinta china que decía así: CONFIANZA.
4 comentarios:
Bienvenida,de vuelta,la gran contadora de relatos fabulosos (léase "de fábula")que me enganchó cuando empecé a divagar por el universo entonces frío del blogging on line.
Que este año-impar,por suerte-te sirva de trayecto hacia la felicidad.
Otro arcoriris para tí y un abrazo!!
¡!! VAYA, ME ENCANTO!!!
COMO SIEMPRE UN BELLO MENSAJE.
Espero que los Reyes, Magos, y el año te traiga mucha felicidad!!!
Un besazo.
Seguramente nos vendría bien a todos quitarnos esos zapatos del 42 y caminar descalzos siendo conscientes de la fuerza que hay en cada uno de nosotros.Descalcémonos a ver que pasa.
Un besín
Llegaron los reyes
te dejaron esta cartita
Nuevo año
Nació inflado por tus sueños,
aquellos que no lograste aún,
generoso su tiempo
lo está labrando.
En su ruleta
vendrán todos los ensueños,
aportando sus esperanzas
para acertar.
Cuando a cada minuto
tira tu suerte
si te ve con fortaleza
ganarás siempre.
Si en el tapete
estás esperando positiva
otra vez acertarás.
La bola siempre parará
en tu número si es
verde como las esperanzas
o rojo de pasión.
La vida es así
una bola que rueda
en la ruleta
y este año naciendo
ganarán sólo los que tienen
la fuerza de un huracán
la dulzura de un pétalo de rosa,
la entereza que sólo Jesús te da...
un fuerte abrazo
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