Mohamed (Suso) llegó a nuestras vidas en el verano de 2006.
Había nacido a finales de junio hacía 14 años atrás, en los campamentos de refugiados de Tinduf en Argelia y de la mano de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui llegó a nuestra casa.
Él ya había venido a España en veranos anteriores, de hecho, conocía varios puntos de la geografía ya que desde los ocho años salía de su hogar huyendo del ardiente sol del Sáhara que alcanza elevadas temperaturas (de hasta 50ºC a la sombra) y las enfermedades se ceban con los más pequeños.
Había nacido a finales de junio hacía 14 años atrás, en los campamentos de refugiados de Tinduf en Argelia y de la mano de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui llegó a nuestra casa.
Él ya había venido a España en veranos anteriores, de hecho, conocía varios puntos de la geografía ya que desde los ocho años salía de su hogar huyendo del ardiente sol del Sáhara que alcanza elevadas temperaturas (de hasta 50ºC a la sombra) y las enfermedades se ceban con los más pequeños.
Suso fue el protagonista de un documental en su primer año como niño en acogida. Años más tarde, sus ojos se encontraron con los nuestros:
Era de madrugada, el avión había llegado con horas de retraso... después de esperarle toda la noche con el corazón encogido, él llegó a mi casa y se enroscó en el colchón para quedarse profundamente dormido.
A pesar de su experiencia previa, los primeros días tuvimos que superar el choque cultural y el re-aprendizaje del castellano. Fueron unos meses de verano duros pero intensos:
Nuestra función como familia de acogida debía cubrir un amplísimo abanico que iba desde el compromiso de atenderle en sus necesidades médicas realizando los pertinentes chequeos en el hospital, hasta aportarle una dieta equilibrada y satisfaciendo sus carencias alimenticias en vegetales, pescados y carnes, pasando por ofrecerle un completo y variado programa de actividades socioculturales y deportivas, todo ello condimentado con un sólido apoyo emocional...
No sé cuánto le aportamos nosotros a él, pero sin duda, su huella quedó para siempre marcada en mi trayectorial vital.
4 comentarios:
Nosotros barajamos la posibilidad de acojer a un niño/a saharaui hace varios veranos...pero claro..mis veranos son harto complicados, al final no pudo ser.
Me pregunto si es tanto lo que -creemos- les damos a ellos como
lo mucho que recibimos a cambio..la balanza,imagino,se queda descompensada seguro, hacia nuestro lado.
;)
La experiencia no deja de ser bastante fuerte. Al menos para mi lo fue... el peque apenas cumplía un año y medio año más viviendo con mi chico. Fue como si de repente plantasen a un pre adolescente en casa. Evidentemente, cumplimos responsablemente con él y le quisimos como a un hijo y te juro que no te exagero. Pero económicamente fue demasiado y de eso la Asociación no nos avisó. Ese fue el único punto material que impidió sentir que podía ayudarle en todos los aspectos. Por lo que vimos después, el perfil de las familias que acogen suele ser de gente acomodada con una media de entre los 40 a los 50 años, con hijos ya mayores.
Bueno, yo no dudaría en repetir. Pero lo cierto es que en ocasiones, Suso sentía que estaba en desventaja económica con el resto de sus amigos saharauis que vivían en Chalets con piscina y sus padres en acogida tenía casa en pueblos geniales y les compraban la equipación completa del R. Madrid...
Vaya que bonita experiencia
Para todos. Eso habla bien de ti
Y de tu corazón
Yo no se si podría
La verdad, pero como admiro a la gente que lo hace.
Felicidades!!! y gracias por compartirlo
Con nosotros
Un beso.
Yo la verdad es que no me lo planteo, tal vez en eso soy demasiado egoista.
Creo eso sí que si Suso es medianamente sensible, le vino muy bien ese verano con vosotros en lugar de en un superchalé de la moraleja.
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